Ficha de partido
Valencia CF
3 - 2
Real Madrid
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Van Nistelrooy
13'
David Villa
23'
David Albelda
41'
Descanso
45'
Javi García
50'
Juan MataAsist: David Albelda
55'
David VillaAsist: Juan Mata
59'
RobbenRobinho
63'
Sergio RamosSalgado
63'
Pablo HernándezJoaquín Sánchez
65'
Van Nistelrooy
67'
Vicente RodríguezJuan Mata
71'
GutiRaúl
74'
Manuel FernandesRubén Baraja
74'
Vicente RodríguezAsist: David Silva
80'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Madrid
Records vs Real Madrid
Máximo goleador: Mundo Suárez (13 goles)
Goleador rival: Raúl (17 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (28 partidos)
Mayor victoria: 6 - 0 (09.06.1999)
Mayor derrota: 1 - 7 (23.08.1990)
Más repetido: 1-2 (27 veces)
Crónica
Un Valencia fiel a su naturaleza genética, es decir bronco y copero, eléctrico y sin rendirse nunca, dio anoche el primer zarpazo a la Supercopa remontando ante el Real Madrid por dos veces a base de coraje y la calidad de los Villa, Silva, Mata, Joaquín y Vicente. El Madrid replicó con su proverbial contundencia, aprovechando los desajustes defensivos propios de los locales. La final queda abierta, pero la victoria, y la forma en la que se conquistó, dan muchas opciones de ser campeón a un Valencia que sigue madurándose sin prisa pero sin pausa.
La merecida recompensa final fue muy trabajada y se hizo esperar. En la puntería intervienen muchos factores. En ocasiones decide el azar, el que provoca que un remate de Silva lo escupa la cruceta o que un disparo de Joaquín rebote en un defensa y origine el contragolpe que desemboca en el gol de Raúl, en la primera jugada peligrosa del Real Madrid. Pero sobre todo en la puntería influye la calidad, la de quien ataca y la de quien defiende. Esa fue la historia de la primera parte. El Valencia salió muy animado y con las ideas lúcidas. El conjunto de Unai Emery adelantó la línea de presión, robó mucho la pelota y maniobró en ataque con frescura y criterio, con mucha apertura a banda. Ahí intervino la calidad de Casillas, que desbarató el gol en un disparo casi a bocajarro de Villa y en un centro envenenado de Moretti.
El Real Madrid es un equipo que se deja tutear. Un aburguesado vicio que contrarresta con su poderosísima pegada. Bastó un contragolpe, muy bien acunado por Van Nistelrooy (muy participativo a la espalda de Albelda y Baraja, desconcertando la marca de Albiol y Alexis), para que Raúl desnivelara el marcador, con Hildebrand transmitiendo la misma falta de confianza de la temporada pasada.
El 0-1 parecía un castigo excesivo para lo que había sido el encuentro durante el primer cuarto de hora. Y así lo acusó el Valencia, que quedó "groggy" y tardó en rehacerse. Pudo hacerlo con un fantástico pase raso de Alexis que pasó silbando por casi una veintena de piernas y que dejó a Villa solo ante Casillas. El línier de Tribuna señaló un fuera de juego inexistente que encrespó los ánimos de los jugadores y de la grada. Desde ese momento, Villa, que ya había olido el gol, pasó a mostrarse muy acelerado y nervioso, ganándose una tarjeta amarilla por una patada innecesaria a Heinze. El Madrid, donde Schuster introdujo algunas variaciones defensivas con la entrada de Javi García por Metzelder y De la Red por Guti, se defendió con solvencia y amagó alguna contra, siempre nacida de las botas de Van der Vaart, el imposible sueño de verano valencianista. El larguero que se interpuso en el remate de media chilena de Silva hizo el resto para que los dos equipos se marcharan a vestuarios sin más incidencias, y con la parroquia desquiciada con las decisiones de Medina Cantalejo.
El Valencia le puso mucha intensidad al partido en el inicio de la segunda parte. Enrabietado, encerró al Madrid en su área. La puntería también entiende de justicia, y todo lo que le negó al equipo blanquinegro en la primera mitad se la devolvió en la segunda. Silva, con mucha sabiduría, dejó pasar un centro de Joaquín para que Mata fusilara a Casillas siguiendo sus costumbres anotadoras, definiendo al palo corto.
Mestalla rugió, haciendo temblar la vieja grada y empujando a su equipo a la remontada. En otra eléctrica acción atacante, repleta de calidad, un centro de Mata fue rematado de cabeza por Villa, que se adelantó a un confiado Casillas y colocó el 2-1 que llevó el delirio al estadio. Mientras Mestalla paladeaba la dulce remontada, Schuster movió el banquillo en busca de revulsivos, y renovó el ataque con la entrada de Robben. De las botas del zurdo holandés se cocinó el empate a 2, con un centro desde la banda definido con clase por Van Nistelrooy. El partido pasó a tener un equilibrio defensivo muy frágil debido a la fatiga propia de estas precoces alturas de curso. Las ocasiones se sucedieron en las dos áreas. El Valencia tenía más profundidad que el Madrid, que buscó sorprender con disparos lejanos. Pablo Hernández, sustituto de Joaquín, avisó con un zarpazo bien repelido por Casillas. El gol de Vicente fue el justo premio a tanta entrega y entusiasmo. El fino extremo, con la mirada triste en los últimos años, necesitaba este tanto como el agua. De su renacimiento depende mucha de la suerte del Valencia. Calidad le sobra, falta que le respeten las lesiones. La victoria final reafirma el proyecto de Unai Emery y coloca al equipo en la órbita de su primer título del año. Falta rematar la faena.
La merecida recompensa final fue muy trabajada y se hizo esperar. En la puntería intervienen muchos factores. En ocasiones decide el azar, el que provoca que un remate de Silva lo escupa la cruceta o que un disparo de Joaquín rebote en un defensa y origine el contragolpe que desemboca en el gol de Raúl, en la primera jugada peligrosa del Real Madrid. Pero sobre todo en la puntería influye la calidad, la de quien ataca y la de quien defiende. Esa fue la historia de la primera parte. El Valencia salió muy animado y con las ideas lúcidas. El conjunto de Unai Emery adelantó la línea de presión, robó mucho la pelota y maniobró en ataque con frescura y criterio, con mucha apertura a banda. Ahí intervino la calidad de Casillas, que desbarató el gol en un disparo casi a bocajarro de Villa y en un centro envenenado de Moretti.
El Real Madrid es un equipo que se deja tutear. Un aburguesado vicio que contrarresta con su poderosísima pegada. Bastó un contragolpe, muy bien acunado por Van Nistelrooy (muy participativo a la espalda de Albelda y Baraja, desconcertando la marca de Albiol y Alexis), para que Raúl desnivelara el marcador, con Hildebrand transmitiendo la misma falta de confianza de la temporada pasada.
El 0-1 parecía un castigo excesivo para lo que había sido el encuentro durante el primer cuarto de hora. Y así lo acusó el Valencia, que quedó "groggy" y tardó en rehacerse. Pudo hacerlo con un fantástico pase raso de Alexis que pasó silbando por casi una veintena de piernas y que dejó a Villa solo ante Casillas. El línier de Tribuna señaló un fuera de juego inexistente que encrespó los ánimos de los jugadores y de la grada. Desde ese momento, Villa, que ya había olido el gol, pasó a mostrarse muy acelerado y nervioso, ganándose una tarjeta amarilla por una patada innecesaria a Heinze. El Madrid, donde Schuster introdujo algunas variaciones defensivas con la entrada de Javi García por Metzelder y De la Red por Guti, se defendió con solvencia y amagó alguna contra, siempre nacida de las botas de Van der Vaart, el imposible sueño de verano valencianista. El larguero que se interpuso en el remate de media chilena de Silva hizo el resto para que los dos equipos se marcharan a vestuarios sin más incidencias, y con la parroquia desquiciada con las decisiones de Medina Cantalejo.
El Valencia le puso mucha intensidad al partido en el inicio de la segunda parte. Enrabietado, encerró al Madrid en su área. La puntería también entiende de justicia, y todo lo que le negó al equipo blanquinegro en la primera mitad se la devolvió en la segunda. Silva, con mucha sabiduría, dejó pasar un centro de Joaquín para que Mata fusilara a Casillas siguiendo sus costumbres anotadoras, definiendo al palo corto.
Mestalla rugió, haciendo temblar la vieja grada y empujando a su equipo a la remontada. En otra eléctrica acción atacante, repleta de calidad, un centro de Mata fue rematado de cabeza por Villa, que se adelantó a un confiado Casillas y colocó el 2-1 que llevó el delirio al estadio. Mientras Mestalla paladeaba la dulce remontada, Schuster movió el banquillo en busca de revulsivos, y renovó el ataque con la entrada de Robben. De las botas del zurdo holandés se cocinó el empate a 2, con un centro desde la banda definido con clase por Van Nistelrooy. El partido pasó a tener un equilibrio defensivo muy frágil debido a la fatiga propia de estas precoces alturas de curso. Las ocasiones se sucedieron en las dos áreas. El Valencia tenía más profundidad que el Madrid, que buscó sorprender con disparos lejanos. Pablo Hernández, sustituto de Joaquín, avisó con un zarpazo bien repelido por Casillas. El gol de Vicente fue el justo premio a tanta entrega y entusiasmo. El fino extremo, con la mirada triste en los últimos años, necesitaba este tanto como el agua. De su renacimiento depende mucha de la suerte del Valencia. Calidad le sobra, falta que le respeten las lesiones. La victoria final reafirma el proyecto de Unai Emery y coloca al equipo en la órbita de su primer título del año. Falta rematar la faena.