Ficha de partido
Celta de Vigo
1 - 1
Valencia CF
Equipos titulares
6
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Fernando GómezAsist: Jorge Otero
12'
José Manuel SietesEnrique Romero
23'
Alejo
30'
Paco Camarasa
31'
Xabier EskurzaGaizka Mendieta
44'
Descanso
45'
GudeljMerino
45'
VicenteTárraga
45'
Fernando Gómez
49'
Salinas
60'
Sánchez
64'
Carlos ArroyoPaulo Sergio Viola
68'
Jorge Otero
70'
GeliEusebio
72'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Celta de Vigo
Records vs Celta de Vigo
Máximo goleador: Mundo Suárez (23 goles)
Goleador rival: Hermida (9 goles)
Más partidos: Vicente Asensi (25 partidos)
Mayor victoria: 7 - 0 (28.04.1946)
Mayor derrota: 1 - 5 (17.12.1950)
Más repetido: 1-1 (21 veces)
Crónica
Una primera parte controlando el desarrollo del partido y demostrando una clara superioridad no tuvo la esperada continuidad por parte valencianista en la segunda fase, en la que se perdió el control del partido de un modo alarmante. El Valencia, tal vez por exceso de confianza, perdió ayer una clara oportunidad para haber sentenciado a su favor esta eliminatoria de la Copa del Rey. No obstante, el resultado obtenido le permite mantener intactas todas sus opciones de cara a obtener la clasificación para los cuartos de final. Fue una pena que todo el buen trabajo ejecutado en cuarenta y cinco minutos quedase desperdiciado por una segunda mitad para olvidar, con exceso de errores, sin control del esférico y causando una pobre impresión.
Zubizarreta, si en la primera parte cuajó dos intervenciones de mérito, en la segunda se tuvo que multiplicar de forma muy eficaz y sobria para salir airoso de los múltiples compromisos en los que se vio envuelto su equipo. El guardameta vasco fue, a pesar del gol encajado, un activo decisivo a favor de su equipo. De salida, el Valencia impuso su ritmo al partido, dio más sensación de peligro, jugó mejor y además obtuvo la renta que significó el gol de Fernando. La clave de esta positiva actitud hay que encontrarla en el centro del campo, donde la superioridad de los hombres de Luis Aragonés fue absoluta, destacando la labor en el robo de balones por parte de Mazinho y José Ignacio; lástima que estos dos jugadores no terminen de corregir un error que marca ambas trayectorias deportivas y que no es otro que tras el esfuerzo para obtener el esférico, tienen dificultades para realizar una correcta asistencia.
El juego de Mazinho y José Ignacio se vio acompañado por la creatividad de Fernando, que imprimió su particular sello a sus actuaciones, con facilidad para el control del balón y saliendo airoso en el uno contra uno, tuvo la cualidad de realizar importantes pases que proyectaron a su equipo con peligro en el juego ofensivo. El centrocampista valenciano no se limitó a esta labor, puesto que llegó con absoluta facilidad al borde del área y, con independencia del gol obtenido, en el primer minuto de partido estrelló el balón en el poste tras disparar con su pierna izquierda, cuando Prats sólo podía mirar cómo el esférico llegaba a la red. Muy pronto se tuvo el convencimiento de que el Valencia era muy superior a su oponente. Estuvo mejor situado sobre el terreno de juego y ello le llevó a imposibilitar a su rival en los momentos que trataba que efectuar y que nunca consiguió. Sólo algunos pases en largo permitieron al Celta llegar en alguna que otra ocasión con cierto peligro a la portería de Zubizarreta, que en los segundos que transcurrieron entre los minutos 25 y 26 cuajó dos buenas intervenciones a sendos disparos de Juan Sánchez.
Otro hecho del que se percató pronto el Valencia fue que el defensa Tárraga tenía un exceso de dificultades para jugar el esférico. Hacia él se ejerció una fuerte presión cuando recibía el balón, en especial cuando se lo entregaba Prats. José Ignacio y Mijatovic se encargaron de asfixiarlo. Todo el buen trabajo que había realizado el equipo valencianista en la primera parte lo echaron por la borda en la segunda; su rival, en función del coraje y las ganas de triunfo que puso de manifiesto, acorraló y encerró a los hombres de Luis Aragonés en su propia área.
Se vino abajo el Valencia de forma incomprensible y fue superado en todo momento por un adversario crecido y que creó múltiples ocasiones de gol. A este respecto, Zubizarreta respondió con sensacionales intervenciones, evitando males mayores. La presencia de Vicente en el centro del campo le dio más solidez a su equipo, mientras el Valencia tuvo en su lado izquierdo, con la aparición de Sietes, un agujero que aprovechó Juan Sánchez para entrar una y mil veces por dicha banda con absoluta fluidez.
Zubizarreta, si en la primera parte cuajó dos intervenciones de mérito, en la segunda se tuvo que multiplicar de forma muy eficaz y sobria para salir airoso de los múltiples compromisos en los que se vio envuelto su equipo. El guardameta vasco fue, a pesar del gol encajado, un activo decisivo a favor de su equipo. De salida, el Valencia impuso su ritmo al partido, dio más sensación de peligro, jugó mejor y además obtuvo la renta que significó el gol de Fernando. La clave de esta positiva actitud hay que encontrarla en el centro del campo, donde la superioridad de los hombres de Luis Aragonés fue absoluta, destacando la labor en el robo de balones por parte de Mazinho y José Ignacio; lástima que estos dos jugadores no terminen de corregir un error que marca ambas trayectorias deportivas y que no es otro que tras el esfuerzo para obtener el esférico, tienen dificultades para realizar una correcta asistencia.
El juego de Mazinho y José Ignacio se vio acompañado por la creatividad de Fernando, que imprimió su particular sello a sus actuaciones, con facilidad para el control del balón y saliendo airoso en el uno contra uno, tuvo la cualidad de realizar importantes pases que proyectaron a su equipo con peligro en el juego ofensivo. El centrocampista valenciano no se limitó a esta labor, puesto que llegó con absoluta facilidad al borde del área y, con independencia del gol obtenido, en el primer minuto de partido estrelló el balón en el poste tras disparar con su pierna izquierda, cuando Prats sólo podía mirar cómo el esférico llegaba a la red. Muy pronto se tuvo el convencimiento de que el Valencia era muy superior a su oponente. Estuvo mejor situado sobre el terreno de juego y ello le llevó a imposibilitar a su rival en los momentos que trataba que efectuar y que nunca consiguió. Sólo algunos pases en largo permitieron al Celta llegar en alguna que otra ocasión con cierto peligro a la portería de Zubizarreta, que en los segundos que transcurrieron entre los minutos 25 y 26 cuajó dos buenas intervenciones a sendos disparos de Juan Sánchez.
Otro hecho del que se percató pronto el Valencia fue que el defensa Tárraga tenía un exceso de dificultades para jugar el esférico. Hacia él se ejerció una fuerte presión cuando recibía el balón, en especial cuando se lo entregaba Prats. José Ignacio y Mijatovic se encargaron de asfixiarlo. Todo el buen trabajo que había realizado el equipo valencianista en la primera parte lo echaron por la borda en la segunda; su rival, en función del coraje y las ganas de triunfo que puso de manifiesto, acorraló y encerró a los hombres de Luis Aragonés en su propia área.
Se vino abajo el Valencia de forma incomprensible y fue superado en todo momento por un adversario crecido y que creó múltiples ocasiones de gol. A este respecto, Zubizarreta respondió con sensacionales intervenciones, evitando males mayores. La presencia de Vicente en el centro del campo le dio más solidez a su equipo, mientras el Valencia tuvo en su lado izquierdo, con la aparición de Sietes, un agujero que aprovechó Juan Sánchez para entrar una y mil veces por dicha banda con absoluta fluidez.