Ficha de partido
Real Zaragoza
2 - 2
Valencia CF
Equipos titulares
Sustituciones
Timeline del partido
Inicio del partido
0'
Diego Milito (Pen.)
17'
López VallejoCésar
17'
Sergio García
30'
Celades
42'
Marco Caneira
43'
Descanso
45'
Iván HelgueraMiguel Brito
45'
Miguel Brito
45'
Nikola ZigicJuan Mata
45'
Iván Helguera
50'
Luccin
53'
David LombánMarco Caneira
55'
Carlos Marchena
58'
Nikola Zigic
68'
OscarLuccin
73'
Nikola ZigicAsist: Javier Arizmendi
75'
Diogo
77'
ValeroOliveira
80'
David SilvaAsist: Joaquín Sánchez
82'
Ayala
83'
Final del partido
90'
Estadio
Rival: Real Zaragoza
Records vs Real Zaragoza
Máximo goleador: Manuel Badenes (9 goles)
Goleador rival: Duca (6 goles)
Más partidos: Fernando Gómez (25 partidos)
Mayor victoria: 7 - 0 (14.02.1943)
Mayor derrota: 1 - 6 (19.04.1959)
Más repetido: 1-0 (13 veces)
Crónica
El Valencia quiere salir a flote. Ha vuelto a reencontrarse con el gol, pero sigue tocado y lo que resulta más preocupante es que no se vislumbra un horizonte nítido. El empate de ayer en La Romareda no refleja en absoluto la realidad del equipo maño. Como la solución no la traigan Papá Noel o los Reyes Magos...
Koeman, que, por cierto, vio la cartulina roja, tendrá que esmerarse al escribir su carta. Lo único que hasta el momento ha hecho ha sido deshacerse de jugadores estandarte del equipo. Nada más. El grupo sigue desenvolviéndose sin rumbo fijo y ayer, de milagro, no se convirtió en el mejor antibiótico que podría recibir cualquier rival enfermo, como era el caso del Zaragoza.
El equipo maño acumulaba seis jornadas consecutivas de Liga sin ganar. La Romareda se convertía, pues, en el escenario más propicio para la remontada. Para alejar fantasmas. Para dejar en el olvido los errores recientes y sobre todo, para taponar la crisis que han supuesto las traumáticas destituciones de futbolistas como Cañizares, Albelda y Angulo.
El Valencia llegaba a Zaragoza obligado a dar la talla después de romper en la Copa, ante en un Segunda B, la sequía de seis partidos consecutivos sin marcar un solo gol. Logró dos, un empate a modo de bálsamo, pero siempre fue a remolque.
El equipo de Koeman se volvió a Valencia con un puntito que apenas dice nada. Aunque ha roto la sequía de goles, la situación es para echarse a temblar. Ya son siete encuentros consecutivos sin ganar... Y ayer empató con más fortuna que otra cosa ¡Como para ponerse a brindar por el año nuevo con La Veuve, Moet o Roederer! Un verdadero desastre. Gaseosa desventada...
Y eso que, apremiado por los resultados, el Zaragoza comenzó como un flan. Trémulo en sus movimientos y, por lo tanto, impreciso, era una circunstancia que le convenía a los de Koeman que, aunque también acuciados por los reiterados marcadores adversos, iniciaron el juego con mayor tranquilidad y, por ende, más entonados, con mayor prestancia sobre el tapete de La Romareda.
Pero esa visión varió en un santiamén. Lo que tardan en transcurrir dos minutos. Después de que Arizmendi reclamara un penalti por mano de Ayala, cuando se cumplía el cuarto de hora, y de que instantes después el árbitro Paradas Romero no dudara en señalar el máximo castigo cuando Oliveira cayó ante Mora.
Diego Milito hizo el gol que dio alas a los maños, y antes de llegar al descanso volvieron a llevar el balón a la red, en este caso por medio del ex levantinista Sergio García, que desde la izquierda realizó un centro muy cerrado que, con la colaboración de Mora, acabó en la red.
En la segunda parte la superioridad de los zaragocistas fue total, aunque en dos contras llegaron los tantos de Zigic y Silva, que dejó la impronta de su clase con una genialidad que evitó una nueva derrota y que permite sumar un punto como mal menor. Y lo que es el fútbol, en los minutos finales los de Mestalla rozaron la campanada. El Zaragoza, mejor dispuesto, casi terminó pidiendo la hora. Ver para creer.
Koeman, que, por cierto, vio la cartulina roja, tendrá que esmerarse al escribir su carta. Lo único que hasta el momento ha hecho ha sido deshacerse de jugadores estandarte del equipo. Nada más. El grupo sigue desenvolviéndose sin rumbo fijo y ayer, de milagro, no se convirtió en el mejor antibiótico que podría recibir cualquier rival enfermo, como era el caso del Zaragoza.
El equipo maño acumulaba seis jornadas consecutivas de Liga sin ganar. La Romareda se convertía, pues, en el escenario más propicio para la remontada. Para alejar fantasmas. Para dejar en el olvido los errores recientes y sobre todo, para taponar la crisis que han supuesto las traumáticas destituciones de futbolistas como Cañizares, Albelda y Angulo.
El Valencia llegaba a Zaragoza obligado a dar la talla después de romper en la Copa, ante en un Segunda B, la sequía de seis partidos consecutivos sin marcar un solo gol. Logró dos, un empate a modo de bálsamo, pero siempre fue a remolque.
El equipo de Koeman se volvió a Valencia con un puntito que apenas dice nada. Aunque ha roto la sequía de goles, la situación es para echarse a temblar. Ya son siete encuentros consecutivos sin ganar... Y ayer empató con más fortuna que otra cosa ¡Como para ponerse a brindar por el año nuevo con La Veuve, Moet o Roederer! Un verdadero desastre. Gaseosa desventada...
Y eso que, apremiado por los resultados, el Zaragoza comenzó como un flan. Trémulo en sus movimientos y, por lo tanto, impreciso, era una circunstancia que le convenía a los de Koeman que, aunque también acuciados por los reiterados marcadores adversos, iniciaron el juego con mayor tranquilidad y, por ende, más entonados, con mayor prestancia sobre el tapete de La Romareda.
Pero esa visión varió en un santiamén. Lo que tardan en transcurrir dos minutos. Después de que Arizmendi reclamara un penalti por mano de Ayala, cuando se cumplía el cuarto de hora, y de que instantes después el árbitro Paradas Romero no dudara en señalar el máximo castigo cuando Oliveira cayó ante Mora.
Diego Milito hizo el gol que dio alas a los maños, y antes de llegar al descanso volvieron a llevar el balón a la red, en este caso por medio del ex levantinista Sergio García, que desde la izquierda realizó un centro muy cerrado que, con la colaboración de Mora, acabó en la red.
En la segunda parte la superioridad de los zaragocistas fue total, aunque en dos contras llegaron los tantos de Zigic y Silva, que dejó la impronta de su clase con una genialidad que evitó una nueva derrota y que permite sumar un punto como mal menor. Y lo que es el fútbol, en los minutos finales los de Mestalla rozaron la campanada. El Zaragoza, mejor dispuesto, casi terminó pidiendo la hora. Ver para creer.